Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

domingo, 28 de abril de 2013

Bailando a las puertas de la muerte

 Virgen bendita de Ujué
sed de nuestra ribera
refugio de ardiente Fé

Querido lector, el Aitacho, tras acudir al nacimiento de su séptimo hijo y estar con los requetés rusos en Leiza (pinchar aquí) volvió al Frente. Y precisamente por el diario de su hermana tía Lola podemos saber que concretamente estuvo en tierras levantinas. Ella fue al frente de Castellón de visita con las Margaritas y por casualidad se encontraron ambos hermanos... como se ve en este extracto de dichos diarios:

"Fuimos también a Morella, ciudad que fue tomada por los carlistas al mando del general Cabrera. Todo estaba como abandonado. Pero sobre todo, nos impresionó la iglesia. Era de hermosa construcción, muy amplia, limpia y arreglada, pero ¡qué arreglo, Dios mío! En todo su suelo había mesas de cemento que la convirtieron en mercado público; en los altares, ni un santo. El sadismo en arrebatar santos y borrar señales piadosas y la furia con que eran tratadas aumentó nuestra devoción.


            Pero nunca me pareció más visible ese empeño, que cuando encontramos en una iglesia, no sé donde, que estaba a nuestro paso. En ella, tampoco, había santos, pero…, en las catorce estaciones del Via Crucis que colgaban por sus paredes, las caras de la Virgen María, las de las piadosas mujeres y sobre todo, la figura de Jesucristo. Estaban borradas fría y brutalmente a martillazos, con saña infernal. ...



            El Tercio de Lacar, una compañía, estaba en Alcora, en las inmediaciones de Castellón, y pidieron que fuéramos a visitarles, y con gusto lo hicimos. ¡Con qué alegría nos recibieron! Allí me encontré con conocidos vistos en otros frentes con los que estuvimos largo rato comentando nuestras andanzas.

 

            Tenía una foto interesante de aquel día inolvidable. En una gran pradera rodeada de naranjos se celebraba la animada conversación. Recuerdo que un requeté del Baztán se puso a hablar conmigo y me dijo que no le gustaban los naranjos porque eran muy malos para las batallas; no cubrían el cuerpo y siempre quedaba uno a la vista del enemigo. 

- No son como nuestros robles, ¿verdad? –le dije-, y él, poniendo los ojos en blanco, me contestó: 
- ¡oh, aquellos!, y con mirada nostálgica y suspirando se evadió a los prados verdes de sus montañas.



            Como era de esperar, enseguida se oyó el sonar de un chistu, y como si fuera una llamada para atacar a la bayoneta, atacaron los requetés galantemente a las margaritas allí presentes que no se hicieron de rogar. Mi hermano Ignacio se encontraba allí, y como le gustaban aquellas arrancadas, joteó de lo lindo. ¡Qué viveza de colores en la campa! Como se hace en Leiza y otros pueblos, al final, se formó un gran corro cogidos todos de las manos, y en medio de él, el comandante del tercio emparejado con una margarita bailaba briosamente.



            Este momento de alegría bien podía recordar la novela de Muñoz y Pabón, cuando su protagonista en un momento trágico dice a su pareja:



            - “Estamos bailando a las puertas de la muerte”.



            La victoria no estaba todavía en las manos. ¡Qué triste sucesión tuvo aquel día tan maravilloso y tan navarro!, como luego diremos.



            Si por casualidad alguno llegara a leer estas páginas que escribo pensaría que tomábamos la guerra como un deporte. Nada de eso. Si se pusieran en una balanza las penas y sufrimientos que la contienda nos daba, con las alegrías que algunas veces nos proporcionaba, al lado de las primeras se inclinaría el fiel de la balanza. El carácter navarro es más bien festivo y ruidoso. Allí había requetés que sabían que la muerte les acompañaba y de sufrimientos y privaciones que les esperaban. Sin embargo, después de un combate, si sonaba el rasgueo de una guitarra, a su reclamo acudían alegremente. Eran muy dados a improvisar cantaradas (muchos de ellos tengo coleccionados) y sobre todo a bailar. Yo digo, que si el cantar es la expresión de un sentimiento que hirviendo en el corazón se desborda por los labios; también añado, que el baile, sobre todo la jota, es como una sacudida eléctrica, que al poner los miembros en movimiento hace a los pies desprenderse de la tierra y a los brazos alzarse hacia cielo.



            Bien pocos días después de aquella alegre reunión y en el mismo campo donde se celebró cayeron unas bombas causando muertos y heridos. ¡Y estábamos en el final, cuando ya se tocaba el triunfo! ¡Pobres familias! Con qué ilusión esperarían a sus hijos reintegrados ya en los hogares que un día en arranque de fe, de valor y entusiasmo abandonaron… Ya en Pamplona, nos enteramos de la triste noticia.

            Aquellos días se hablaba de que Madrid estaba a punto de rendirse, que los rojos se peleaban entre sí y se cabían proposiciones sobre el modo de entregar la capital. Se vivían momentos de ansiedad y esperanza. ¡Ya pronto volverán! Adiós a las tristezas, a los sufrimientos; va a salir en un cielo sin nubes el sol de la Paz. ¡Bendito sea!"

Ignacio Baleztena, en el centro de la foto, finalizada su estancia en el frene de Castellón volvió al de Madrid. La guerra llegaba a su fin.

Y efectivamente, bailando a las puertas de la muerte, la guerra se cercaba a su fin, y el aitacho entrará en una nueva etapa, como veemos en las próximas entradas si Dios quiere.

sábado, 20 de abril de 2013

Ignacio Baleztena padre en plena guerra y a vueltas con los requetés rusos




Querido lector, avanzaba 1938 y de nuevo el aitacho viene del frente a Pamplona por un importantísimo suceso, al menos según mi punto de vista: El 30 de Abril de 1938 nació su séptimo hijo, Javier, es decir el mismo que viste, calza y escribe este blog. Así mi padre en primavera de 1938 estaba por aquí para acompañar a mi madre y su mujer Carmen Abarrategui, la Mamita, y disfrutar de su nuevo vástago.

 
El 30 de Abril de 1938, en plena guerra, Ignacio Baleztena tuvo a su séptimo hijo, Javier Baleztena Abarrategui.
             Y así estando en Pamplona, enlazamos con la anterior entrada en la que veíamos como se formó una compañía de requeté formada por rusos blancos dentro del Tercio María de Molina (pinchar aquí). Y precisamente nos cuenta el periodista y escritor Romero Raizabal lo siguiente en 1938





“EL CORONEL QUE ASCENDIÓ A SARGENTO


            Me lo presentó Ignacio Baleztena: Wladimiro, del Tercio de Navarra.

-Encantado –dice en francés.

Mi pregunta brota obligada:

-¿Ruso y del Tercio de Navarra? No le recuerdo cuando estuvo el Príncipe Gaetán.

-No hacer “servisio” at that time, me contesta.

-Pero conocerá a los príncipes de su país que estaban entonces en el Tercio.

-¡Oh!, oui beaucoup, me honran con amistade.

Ignacio Baleztena comenta: Wladimiro ha estado en varias guerras de esa índole. Esta es la quinta, ¿no es así?

Por el rostro del recién presentado cruza una ráfaga de orgullo que disimula su sonrisa, llena de corrección y confirma

-Ahora hacer “quíntupla”.

Baleztena prosigue:

-Cuando estudiaba en la Universidad, a principios de siglo, estuvo en Manchuria siendo cadete de Caballería. Más tarde en la Europea, que acabó con el grado de comandante. Luego en la civil rusa, entre blancos y rojos, donde llegó a teniente coronel. Después en la de los Balcanes de coronel. Tiene la condecoración máxima de guerra en Rusia y en Bulgaria.

Me fijo entonces en que ostentaba en el pecho, subrayando las Aspas de la Cruz de Borgoña, los galones de oro de sargento. Y no puedo reprimir un hondo sentimiento de admiración. Quisiera decir algo, pero no se me ocurre nada.

Es Joaquín[1] quien nos echa un capote a tiempo:

-¿Quieres venir a Leiza con nosotros?

Estamos en la Plaza del Castillo, bajo los arcos frente al Hotel del cisne[2]. Es de noche hace rato. El automóvil de Lola apeldaña el estribo sobre el reborde de la acera, mientras Joaquín se nos acaba de acercar en un gesto de despedida.

Wladimiro Dvoichenho, el coronel del ejército ruso que ascendió a sargento del Requeté, viene también y donde caben cuatro caben cinco.

El Capitán del Montejurra nos comentaba: Es admirable. Vino de simple boina roja y estuvo varios meses haciendo cola como los demás para coger el rancho, con un espíritu maravilloso. Le Ascendí a sargento. Es correctísimo. Todo un caballero. No se queja nunca por nada y no prueba licores. Se pasa el día tomando té mezclado con tintorro.

A las dos o tres fechas de esta charla, caímos un día en Leiza. De camino, en el coche de Lola Baleztena, fuimos hablando con ella y con su hermana Angeles[3], en más de una ocasión, de Wladimiro.

-¿Qué tal el ruso?

-¿A qué ruso? ¿Wladimiro?

-¡Cualquiera diría que coleccionais rusos en Leiza!

-Pues no creas, no creas… En quince días vamos teniendo de invitados tres amigos de Ignacio, completamente coterráneos de una tal Catalina. Como los pobres no tienen aquí amigos…

-Pello[4] dice que no son rusos de verdad. Y que es muy fácil hacer creer que lo son, ya que todo el mundo sabe que en Rusia hace frío, que hay algún oso que otro y que reinaron los zares.

-Es un muchacho encantador. Si vieras qué correcto… Tomaba té con nueces[5] y se pasaba grandes ratos tocando la guitarra. Cantaba en ruso y parecía que cantaba zortzicos. Estos rusos son muy sentimentales.

En un rincón del comedor, sobre una mesita con revistas, cerca de la ventana, hay un grueso volumen. Wladimiro se entretenía viendo los “santos” de ese tomo. Súbitamente empezó a decir cosas, gesticulando como loco. “Aquí, aquí”, señalaba con el dedo, gritando. Era un mapa de una población de Crime. Le preguntamos a ver qué pasaba, pero no nos hacía caso. “¡Suerte grande!”, exclamaba. Y al fin comprendimos, cuando nos dijo con emoción indescriptible: “¡Pópulo meo! ¡Casa mea!” ¡Le maison de moi! Ici! Cet ici! Y clavaba una uña sobre el plano”.

Efectivamente, varios rusos amigos del aitacho pasaron temporadas en Leiza, donde eran formidablemente acogidos, algunos de ellos para recuperarse de las heridas de guerra tras ser atendidos en el Alfonso Carlos. 

Los rusos blancos que participaron como requetés. En esta foto en una celebración de la Pascua con una misa de campaña celebrada por un pope ortodoxo en el frente.
 Y así avanzando el tiempo nos encaminamos gracias a Dios hacia el ansiado final de la guerra, como veremos en las próximas entradas si Él quiere.


[1] Hermano de Ignacio
[2] Pza. del Castillo, nº 24, junto a Casa Baleztena.
[3] Hermanas de Ignacio
[4] Hermano de Ignacio,que tenía mucho sentido del humor también.
[5] Tomaba muchas nueces y por ello tío Joaquín le llamaba “Inchaurroski (nuez en vasco: inchaurra)


[1] Pza. del Castillo, nº 24
[2] Tomaba muchas nueces y por ello tío Joaquín le llamaba “Inchaurroski (nuez en vasco: inchaurra)

miércoles, 17 de abril de 2013

Los requetés rusos



Querido lector, como veíamos en la anterior entrada, el aitacho conoció en el frente a los requetés rusos. Eran los rusos blancos, venidos a España para luchar contra el comunismo. Pero mejor… dejamos la palabra a su hermana tía Lola, que nos cuenta que a principios de 1938, en Huesca:

            "También se encontraba por allí una compañía del mismo tercio en la que figuraba un gran número de requetés rusos. Pero, ¿hubo requetés rusos en la guerra? Nos han preguntado más de una vez. Pues, sí que los hubo. Lo formaba un grupo de rusos blancos, que al enterarse en Francia, donde estaban desterrados, de un alzamiento que en España luchaba contra las ideas revolucionarias, pasaron la frontera por Aragón.

            Al entrar en la frontera española, cuando estos rusos se presentaron como voluntarios, fueron interrogados sobre la unidad en la que desearían enrolarse:

-         Hay dos - les advirtieron - la Falange Española y el Requeté; ésta es la insignia de los primeros: el yugo y las flechas; y ésta, la boina roja, la de los segundos.,

y cuando les fue presentada una boina roja, dijeron enérgicos:

-         No, eso no, ese color recuerda al comunismo.

- Pues, es precisamente la prenda más antirrevolucionaria en España –les respondieron.

-         ¿Qué quieren decir las letras de esta chapa? –preguntó uno de ellos.

-         El lema del requeté: Dios, Patria, Rey.

- Pues vaya por él, ése es el nuestro: Dios, Zar, Patria (Vera, Zare, Rodina, en ruso).

Y ellos, sin vacilar, se alistaron contra los que luchaban contra el comunismo que les desterró de su patria y de todas sus haciendas. Y así quedó incorporada al Tercio aragonés de Doña María de Molina una compañía de requetés rusos. Tuvimos mucho trato con ellos.”
 
Los requetés rusos del Tercio de Dña María de Molina
Pues bien precisamente este estrecho trato del aitacho y la familia con los requetés rusos es el que veremos en la próxima entrada si Dios quiere.

domingo, 7 de abril de 2013

De 1937 a 1938, Navidad, Reyes... Y de paso San Miguel de Aralar



Nor Jaungoikoa bezela?
Inor Jaungoikoa bezela

El Arcangel San Míhel
se viene de Aralar
igual que en otros años
Iruña a visitar.

            Querido lector, en primer lugar felices Pascuas. Seguimos con la biografía del aitacho (ver aquí la última entrada al respecto), y resulta que nos quedamos en las navidades de 1937. Precisamente ya hicimos un avance de las mismas que puedes ver pinchando aquí, pero ahora amplío información precisamente con lo que nos cuenta tía Lola, hermana de mi padre Ignacio:

            “También en el Alfonso Carlos se celebraron las Navidades con la acostumbrada alegría que reinaba en nuestro hospital donde se instaló un belén maravilloso. Fueron los artistas los catalanes, a los que no se les puede regatear el buen gusto y la laboriosidad, y gracias a ellos se ganó el primer premio del concurso de nacimientos.

            En el antiguo convento de la Merced había prisioneros rojos, y también, pusieron Nacimiento los catalanes, y para ellos fue el segundo premio, y el tercero, se adjudicó a un convento de monjas, donde las artistas eran del Principado”.

            Pues bien, nos saltamos la visita de tía Lola a los frentes felicitando la Navidad a los navarros, por ya haberla contado en aquella entrada. Y se acercaban los Reyes. Como era de esperar mi padre Ignacio no podía dejar esta fiesta tan pichi, y ocurrió lo que sigue narrando su hermana  Tía Lola:
           
            “Fuimos a visitar a los presos de la Merced y mi hermano les entregó un donativo para alegrar la fiesta. Estuvieron muy contentos y amables, y el día de Reyes, se presentaron en comisión trayendo unos juguetes para los niños de la casa por ellos fabricados. La Virgen de la Merced, Redentora de cautivos y Patrona de Barcelona, habría bendecido desde el cielo aquellas demostraciones de fraternidad”.

            Así de nuevo esta Navidad con la consiguiente celebración de Reyes en plena guerra sirvió para hermanar a rojos y nacionales en tan particular “cabalgata”.

            El aitacho pronto tuvo que estar de nuevo en el frente. Y mientras tanto tía Lola con las margaritas nos cuenta cómo: “después de estas entrañables fiestas de Navidad nos lanzamos nuevamente a visitar los frentes que cada vez se encontraban más lejos, gracias a Dios”.

            Llegamos a Huesca donde saludamos a las margaritas que eran muy numerosas y trabajadoras. En aquel frente operaba el Tercio de María de las Nieves, al que perteneció Ignacio[1]. No los pudimos ver porque estaban lejos operando lo cual nos dio mucha pena. Así pues, paramos allí poco tiempo. Pasamos por el cuartel donde estaba García Escámez y oficialidad. Entramos a saludarles y nos recibieron muy amablemente, acompañándonos por los alrededores ya libres de guerra. Pero, vimos un macabro espectáculo que la recordaba: en un prado había un tanque enemigo derribado y bajo él un cadáver. No pudimos hacer otra cosa que rezar por él.

            También, visitamos en el mismo frente otro lugar cuyo nombre no recuerdo, donde operaba el Tercio aragonés de Doña María de Molina. Allí, encontramos un comandante muy conocido nuestro que había vivido en Pamplona. Nos hizo visitar las trincheras abandonadas del enemigo. Nos habló mucho de la heroína Agustina Simón ponderando su valor extraordinario y su caridad, y añadió: “bien puede llamarse la segunda Agustina de Aragón”, la brava mujer que luchó en el sitio de Zaragoza contra las tropas de Napoleón.

            También se encontraba por allí una compañía del mismo tercio en la que figuraba un gran número de requetés rusos. Pero, ¿hubo requetés rusos en la guerra? Nos han preguntado más de una vez. Pues, sí que los hubo…”

            Efectivamente, entre los requetés hubo un nutrido grupo de rusos que tuvieron estrecha relación con el aitacho y toda la familia. ¿De dónde vinieron?, ¿Por qué?, ¿Cómo se unieron al Requeté?, ¿Qué pintaba el aitacho en todo esto?. Lo veremos en la próxima entrada si Dios quiere.

            Pero antes, como hemos empezado con el grito de San Miguel "¿Quién cómo Dios?, ¡Nadie como Dios!", que no se te olvide que el segundo lunes de pascua el Angelico como todos los años “se viene de Aralar... a Iruña a visitar” como dice la canción del aitacho a San Miguel de Aralar, que puedes ver pinchando aquí. No faltes a recibirle este lunes en la Taconera, y antes para hacer boca puedes ver, pinchando aquí, el gran cariño y devoción que tenía mi padre a San Mihel, cómo fue el iniciador de su vista a la Diputación (pinchar aquí) y más cosas al respecto.

Ignacio Baleztena fue quien en 1925, siendo diputado foral, retomó la costumbre de que San Miguel de Aralar visitara la Diputación, y el que elaboró la "ceremonia" de cómo debía ser recibido, que es con muy pequeños matices la que se sigue celebrando actualmente.

Durante la guerra, en Pascua, San Miguel de Aralar recorría las calles de Leiza escoltado por requetés del pueblo, como puede verse en la foto



[1] Ignacio Baleztena.