Premín de Iruña

IGNACIO BALEZTENA ASCÁRATE "PREMÍN DE IRUÑA" (PAMPLONA 1887-1972): SU PERSONA, SU VIDA Y SU OBRA

martes, 7 de junio de 2011

Un viaje de bodas muy fuerista

Querido lector, como decíamos en la anterior entrada, el aitacho y la mamita hicieron su viaje de bodas a Madrid. Y esto fue por un motivo no muy romántico precisamente. Así lo refiere precisamente mi madre, Carmen Abarrategui, que en una entrevista posterior refiriéndose al amor que sentía su marido por Navarra respondió:

- ¿Querrá usted creer- decía Carmen Abarrategui- que ni viaje de bodas pudimos hacer porque tuvo que quedarse en Madrid a defender los Fueros en un mo­mento difícil?.

Para explicar esto nos ponemos en situación. Ya hemos comentado que siendo diputado foral durante el Directorio Militar de Primo de Rivera la vigente Ley de 1841 debió adaptarse al nuevo régimen. La primera cuestión se plateó ante la promulgación del Estatuto Municipal de 1924, que pretendía reforzar la Administración Local. La negociación entre el Ministerio de Gobernación y la Diputación foral, en la que participó Ignacio Baleztena como comisionado, dio como fruto el convenio de 1925. A raíz de éste se intentó vigorizar el Consejo Administrativo de Navarra, otorgándole facultades decisorias con respecto a la Administración local.

            Pero en 1927 las necesidades de la Hacienda nacional motivaron la revisión del Convenio Económico negociado en 1877. De nuevo Ignacio Baleztena formó parte de la comisión negociadora junto con los Sres. Nagore, Uranga, Oroz y Gortari que le estaban esperando impacientes en la capital.

Así que al día siguiente de la boda partió el matrimonio a Madrid donde mi padre tuvo que verse las caras de nuevo con José Calvo Sotelo, ministro de Hacienda del Directorio Militar. La negociación fue dura y al final se firmo un nuevo Convenio. Precisamente durante la firma del mismo, Ignacio Baleztena, como no podía ser de otra manera, tuvo que hacer una de las suyas. Cuando todos hubieron firmado el se quedo el último, y tras rubricar el texto como quien no quiere la cosa se guardo en el bolsillo la pluma del ministro Calvo Sotelo. Nunca sabremos si el susodicho no se dio cuenta hasta posteriormente, o ante la absoluta naturalidad con que lo hizo el aitacho no osó decir nada. La cosa es que además de “escamotearle” la famosa pluma, orgullosamente la conservaba como trofeo de aquella negociación y firma del acuerdo.

Placa conmemorativa que la Diputación Foral de Navarra entregó a Ignacio Baleztena "por su labor en el Convenio de XII de Agosto de MCMXXVII"
Y hablando de bodas en la próxima entrada si Dios quiere introduciré por fin una canción del aitacho que muchos me habéis pedido, a saber, “La Antonia e Iñacio casar se han hecho”.

1 comentario:

  1. ¡Qué poco se imaginaría don Ignacio en el momento de cogerse el boli de Calvo Sotelo cual sería el trágico final del susodicho!

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